Poesía | “Carta de Eneas”, de Beatriz Villacañas

Mar con gaviotas en vuelo.


He dejado las costas de tu reino,
las costas de tu cuerpo
salvador de los náufragos niños de mi pecho.
Dido, ¿me llamas?
Mil sirenas tus voces en este mar sin tregua.
Y yo no quiero oírlas, cada ola
de este universo en que navego
es un paso hacia el deseo de los dioses. Hacia
su voluntad
dispuesta, si es preciso,
a aplastar cada músculo incendiado de amor
de los mortales.
Miserables mis manos,
miserable
este tronco humano
que alberga el corazón abisal de los deseos.
Nada puedo hacer, Dido,
en este mar de dioses y blancas agonías,
en este mar aterrador y bello,
culpable soy
de no haber sido un dios,
sino tan sólo un hombre que ahora te abandona.
Y este mar, este dolor, esta deidad de agua,
es un cuchillo líquido que llega

al hueso más recóndito.
Este mar es el nuestro, este mar, Dido,
es cuna y es sepulcro de todas las historias
que cuentan estas olas. Y contarán la nuestra
en el incendio azul
de cada amanecer sobre sus aguas.


BEATRIZ VILLACAÑAS. Poeta, ensayista y crítica literaria. Es doctora en Filología Inglesa por la Universidad Complutense de Madrid, donde es profesora de literatura inglesa e irlandesa.


Poema tomado del libro Astrología interior (Ediciones Deslinde, Madrid, 2019).