Empiezan hablando las mujeres
Entrevistas a dos intelectuales, una poeta y otra novelista, han dado comienzo a la sección de Entrevistas en el sitio de Ediciones Deslinde.
Con sus libros, publicados por esta editorial, Juana Rosa Pita y Yasmín Sierra Montes, ya hablaron claro y alto, diciendo casi todo lo que tenían que decir, si convenimos en que su obra literaria es su mejor respuesta a las interrogantes de la vida. Pero, si se les quedaba algo entre líneas, si había ideas que agregar, aclarar o abundar para los lectores, para ayudarnos a “entender no entendiendo” —un verso de Pita que en la entrevista se tratará de dilucidar—, lo vienen a pronunciar ahora, generosamente, en estas sendas entrevistas.
Dos mujeres que abren un catálogo editorial. Dos cubanas, una residente en el exilio, con su “casa” que ha llevado a cuestas por medio mundo, y la otra en el interior de la isla, en un pequeño poblado municipal.
Una que expresó en versos la necesidad de “imaginar la verdad”, y la otra que viajó en el tiempo hasta los últimos años de dominio de España en Cuba, cuando una política de guerra extrema contra la población civil convirtió a la isla en un campo de muertos vivientes.
Yasmín Sierra, a propósito de su novela Soluna, ambientada en los campos de Cuba a finales de las guerras independentistas, confiesa abiertamente su interés en hablar desde el pasado acerca del presente inmediato:
“Escribir Soluna me llevó casi tres años, aunque ya poseía con antelación los elementos necesarios donde ubicar la trama, es una historia real: la de un país devastado. Y si en los tiempos actuales vuelvo la vista atrás y recreo en las páginas de Soluna todo lo que sufrió física y mentalmente la gente de aquella época es porque motivos superiores me impiden describir ciertas cosas que me suceden en lo cotidiano personalmente, entonces recurro a la extrapolación o la fantasía para decir lo que pretendo, no creo que las situaciones que se describen en la novela sean muy diferentes a muchas cosas con las que convivo a diario”.
Juana Rosa Pita, por otro lado, en su entrevista, entreabre historias de Cuba que se reparten en un espacio interior y exterior de una nación perdida, que supera a la ficción, como su intercambio epistolar con el poeta Ángel Cuadra mientras aquel permanecía “desaparecido” en algún calabozo de la isla, o su encuentro y amistad con un Reinaldo Arenas que, en Nueva York, vivía obsesionado con la historia de aquella mítica amante que dio pie a la imagen de la Giraldilla de La Habana:
“Nos encontramos en el verano del 80 en el velorio del padre de Vicente Echerri y me preguntó qué estaba escribiendo; al saberlo, a ciegas me pidió prologar el poemario. Estaba obsesionado con la espera de Isabel de Bobadilla en un castillo de la Isla mientras su marido, Ponce de León, estaba en sus andanzas floridanas. Venía casi todos los fines de semana a mi casa y desde un sillón escuchaba los nuevos poemas. Enviaba a sus conocidos la reseña que yo había escrito de Celestino antes del alba, “para que entendieran su novela”. En tres ocasiones me pidió (y le mandé) poemas para Mariel: sus cartas exudaban la admiración de un alma noble. Fue escritor de talento desbordante, crecientemente atormentado por el desengaño. Duele pensar en el suicidio de Reinaldo: en tanta soledad y desesperanza”.
“Cualquier mujer de hoy en día puede ser Soluna”, entrevista a Yasmín Sierra Montes, la autora de la novela Soluna, embrujos de amor y guerra (Ediciones Deslinde, Madrid, 2019), y “Mi patria es la poesía”, entrevista a la poeta Juana Rosa Pita, autora de Imaginando la verdad (Ediciones Deslinde, Madrid, 2019), pueden leerse aquí, en el sitio de la editorial.