Poesía | Veranos
Los veranos se dividían
entre el verdor del campo y las olas del mar.
Corría el tren o a veces un chofer
los llevaba en su carro destartalado,
y el desastre era inevitable.
Abrían la boca a la vez
su hermana y él,
vomitaban como dragones.
Habitaban satélites puntiagudos
en los mares de Punta Alegre,
flotando a su alrededor,
insistentes los perseguían
¿también intentaban huir?
En el campo había otro olor.
En Chambas hasta el pan tenía un sabor distinto.
Saltaban las cercas
y una noche oscura de apagón
cayeron encima de la vaca negra.
Ahora los veranos tienen tiznes exóticos,
pero el niño confiesa que les faltan alma.
“Veranos”, un poema de Manuel Adrián López, de su libro
Un juego que nadie ve (Ediciones Deslinde, Madrid, 2019).
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