Prólogo | Palabras al lector sobre el libro “La caldera del brujo”, de Pedro Evelio Linares

Cubierta del libro "La caldera del brujo" (Ed. Deslinde, Madrid, 2023) y su autor Pedro Evelio Linares.

Con el vuelco interior propio de quien ha escudriñado con tenacidad en la fronda espesa de lo cubano a fin de develarle sus enigmas, escribí los doce textos que integran La caldera del brujo, frutos también de la gracia y de ese «cierto sesgo de la luz» que asiste poderoso a los poetas. Bendecido por las irradiaciones espirituales de la «curva de suspiro y barro» en la que resulta imposible adentrarse sin antes haber pactado con la lumbre, transité por sublimes guardarrayas que me condujeron deprisa a los rincones donde aún obran fortunas sepultadas, al retablo esplendente de un ceibón donde reinan a su antojo eggunes y cemíes, luases y orishas, santos y mpungos.
Muy adentro del ala de semillas radiantes, me fue dado el prodigio de interrogar criaturas mitológicas, aprehenderles la ciencia a los difuntos, adivinarle con hechicera lucidez la sustancia fastuosa a las reliquias indias halladas bajo el vientre de los montes de Cuba. Como quien aguarda hasta el insomnio por las floraciones del verano, pude advertirle los manantiales profundos a las ilé osha de las sacerdotisas afrocubanas y distinguir los huertos de begonias perennes que nos legó el trasiego de escritores ilustres.

El viaje transcurrió apacible.

He de ofrecer testimonio de que en todo momento me supe desbordado de prodigios, feliz por los rasguños en la piedra que se sucedían con increíble naturalidad, dichoso por la excelsitud que me ofrendaba el persistente peregrinar por el núcleo triunfante de la poesía. Este volumen, pues, es el hijo resultante de un insistir fecundo en la belleza, un cofre de esplendores develados, un aljibe de albor o claraboya para espantar las sierpes y oscuridades de este mundo. Lo ofrendo con soltura, sin desprenderme jamás de sus dominios porque es también una nganga o cazuela de brujo donde caben perfectamente, en armoniosa comunión, los cinco elementos cosmogónicos.

En mi país la sabiduría popular suele llamarle cumbancha a una fiesta, a una diversión, a un alboroto. La embriagadora palabra, asegura Fernando Ortiz, viene del congo kumba, que significa atronador. Ofrendo además, entonces, con esta cazuela de brujo donde todo se desviste y eterniza, una cumbancha atronadora para los puentes del espíritu. Y es que resulta que soy partidario a plenitud del sabio mensaje contenido en estos versos de Jorge Guillén, poeta de la alegría cotidiana: «Esta muy dura piedra no se extingue. / Esa flor, tan precaria, siempre torna. / Mirando y admirando el oleaje, / que siempre torna porque resucita, / me apoyo en mi visión y permanezco».

Güines, Cuba, 25 de mayo de 2021


Palabras sobre el libro “La caldera del brujo” (Ed.
Deslinde, Madrid, 2023), de Pedro Evelio Linares.