De la novela La isla vertical:

“No hay nada más bello que soñar un mundo terrible, para despertar extrañándolo.”

Segunda novela del realizador del sugerente largometraje Memorias del Desarrollo, un texto en que continuamos viendo de alguna forma (mismos lugares, temáticas…) otras de sus películas, como Cucarachas Rojas y Corazón Azul.

“Realidad y novela distópicas: un cataclismo, del que no se dan todos los detalles —el narrador advierte que no va a describir cómo sucedió— y que deja, inicialmente, solo dos rascacielos medio hundidos en el mar con algunos de sus habitantes, afectados por una nueva forma de radiación ultravioleta que provoca mutaciones en sus cuerpos y también en sus mentes. Confinados por «la maldita circunstancia del mar por todas partes», las privaciones y el encierro hacen que desconfíen de todo. Desde un narrador casi omnisciente que alterna con el protagonista, Marcos, observamos la fatal deshumanización de estas personas, su intento desesperado de supervivencia en un inevitable apocalipsis. A Marcos también lo mueve el amor (o algo parecido a eso) desde la primera página. Pero, ¿esos son todos los espectros que habitan en la novela La isla vertical? Para nada, hay mucho más; también conflictos familiares, sociales y hasta artísticos. Rejuego de la literatura en la literatura, ¿o de la realidad en la (otra) realidad?”

De la novela La isla vertical:

(Fragmento)

El misterio nunca debe ser develado. Te brindaría satisfacción efímera, pero asesinas tu propia capacidad de interpretación. Tu propósito es hacer preguntas. La precisión de las respuestas no es tan importante. No eres un científico ni un político. En la ciencia no existe la polisemia, y en política la ambigüedad generalmente oculta compromisos o corrupción. La ciencia y la política serán necesarias para la humanidad, pero no deben ser nunca la meta de un creador.

Miguel Coyula

(La Habana, 1977)
Director de cine y escritor; graduado de Dirección en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba. Realizó cortometrajes y mediometrajes hasta su ópera prima Cucarachas rojas. Para su largometraje Memorias del Desarrollo, basado en la novela homónima de Edmundo Desnoes, obtuvo una beca Guggenheim; este, estrenado en el Festival de Sundance, ha obtenido numerosos premios. La Pereza Ediciones publicó su novela Mar Rojo, Mal Azul (2013). En 2017 estrena Nadie en el Festival de Cine Global Dominicano, y recibe el premio a Mejor Documental; entonces se convierte en un cineasta prohibido en su país. En 2021 estrena su tercer largometraje de ficción, Corazón Azul, en el Festival Internacional de Cine de Moscú. Su obra se caracteriza por la utilización de la alegoría y el collage, y protagonistas inadaptadados con una visión crítica de la sociedad. Perfil de Miguel Coyula en Facebook.